26 de julio de 2015

La ilusión teje cosas como estas

Stephen Mackel pintor británico capaz de expresar un mundo imaginario, haciendo de sus pinturas al óleo y de madera, toda una serie de historias y rituales tomados de los mitos de la fantasía.
Su obra nos transporta a un estado en el que nada es lo que parece, logrando una atmósfera de sueños llenos de nubes aterciopeladas enmarcadas en las horas del crepúsculo.
























































24 de julio de 2015

Para hacer el retrato de un pájaro

Pintar primero una jaula con la puerta abierta pintar después algo bonito algo simple, algo bello, algo útil para el pájaro.

Apoyar después la tela contra un árbol En un jardín en un soto o en un bosque esconderse tras el árbol Sin decir nada, sin moverse

A veces el pájaro llega enseguida Pero puede tardar años antes de decidirse.

No hay que desanimarse Hay que esperar Esperar si es necesario durante años La celeridad o la tardanza En la llegada del pájaro No tiene nada que ver Con la calidad del cuadro.

Cuando el pájaro llega, si llega observar el más profundo silencio esperar que el pájaro entre en la jaula y una vez que haya entrado cerrar suavemente la puerta con el pincel. Después borrar uno a uno todos los barrotes cuidando de no tocar ninguna pluma del pájaro. Hacer acto seguido, el retrato del árbol, escogiendo la rama más bella para el pájaro, Pintar también el verde follaje Y la frescura del viento, El polvillo del sol y el ruido de los bichos de la hierba en el calor estival y después esperar que el pájaro se decida a cantar. Si el pájaro no canta, mala señal, Señal de que el cuadro es malo, Pero si canta es buena señal, Señal de que podéis firmar. Entonces arrancadle delicadamente una pluma al pájaro Y escribid vuestro nombre En un ángulo del cuadro.



Jacques Prévert






Pintura de Christopher McVinish



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Para Bárbara




Acuérdate Bárbara
Llovía sin cesar en Brest aquél día
Y marchabas sonriente
Dichosa embelesada empapada
Bajo la lluvia

Acuérdate Bárbara
Llovía sin cesar en Brest
Y me crucé contigo en la calle de Siam
Sonreías
Y yo también sonreía

Acuérdate Bárbara
Tú a quién yo no conocía
Tú que no me conocías
Acuérdate
Acuérdate pese a todo aquél día
No lo olvides

Un hombre se cobijaba en un portal
Y gritó tu nombre
Bárbara
Y corriste hacia él bajo la lluvia
Empapada embelesada dichosa
Y te echaste en sus brazos

Acuérdate de eso Bárbara
Y no te ofendas si te tuteo

Yo tuteo a todos los que amo
Aunque los haya visto sólo una vez
Tuteo a todos los que se aman
Aunque no los conozca

Acuérdate Bárbara
No olvides
Esa lluvia buena y feliz
Sobre tu rostro feliz
Sobre esa ciudad feliz
Esa lluvia sobre el mar
Sobre el arsenal
Sobre el banco d'Ouessant

Oh Bárbara
Menuda estupidez la guerra
Qué has llegado a ser ahora 
Bajo esta lluvia de hierro
De fuego de acero de sangre
Y el hombre aquel que te estrechaba entre sus brazos
Amorosamente
Quizás ha muerto o desaparecido o vive todavía

Oh Bárbara
Llueve sin cesar en Brest
Como solía llover en otro tiempo 
Pero no es lo mismo y todo está estropeado
Es lluvia desconsolada de duelo espantoso
Ni siquiera es ya tormenta
De hierro de acero de sangre
Simplemente nubes
Que revientan como perros
Perros que desaparecen
En el remanso de Brest
Y van a pudrirse lejos
Lejos muy lejos de Brest
Donde ya no queda nada.


Jacques Prévert






Otros poemas de Jacques Prévert




Este amor


Este amor
tan violento
tan frágil
tan tierno
tan desesperado
este amor 
bello como el día
y malo como el tiempo
cuando hace mal tiempo
este amor tan verdadero
este amor tan hermoso
tan feliz
tan alegre
y tan irrisorio
temblando de miedo como un niño en la oscuridad
y tan seguro de sí mismo
como un hombre tranquilo en medio de la noche
este amor que daba miedo a los otros
que les hacía hablar
que los hacía palidecer
este amor acechado
porque lo acechábamos
acosado herido pisoteado rematado negado olvidado
porque lo acosamos herimos pisoteamos rematamos negamos olvidamos
este amor íntegro
tan vivo aún
y soleado
es el tuyo
es el mío
ese que ha sido
ese algo siempre nuevo
y que no ha cambiado
tan verdadero como una planta
tan tembloroso como un pájaro
tan cálido tan vivo como el verano
juntos podemos los dos
ir y venir
podemos olvidar
y después volvernos a dormir
despertarnos envejecer sufrir
volvernos a dormir
soñar con la muerte
despertarnos sonreír y reír
y rejuvenecer
nuestro amor sigue allí
empecinado como un borrico
vivo como el deseo
cruel como la memoria
ridículo como los arrepentimientos
tierno como los recuerdos
frío como el mármol
hermoso como el día
frágil como un niño
nuestro amor nos mira sonriendo
nos habla sin decir nada
y yo lo escucho tembloroso
y grito
grito por ti
grito por mí
te suplico
por ti por mí por todos los que se aman
y los que se han amado
si le grito
por ti por mí y por todos los demás
que no conozco
quédate
allí donde estas
donde estabas antes
quédate
no te muevas
no te vayas
nosotros los que somos amados
te hemos olvidado
pero tú no nos olvides
sólo te teníamos a ti sobre la tierra
no dejes que nos volvamos fríos
aunque sea cada vez desde más lejos
y desde donde sea
danos señales de vida
mucho más tarde desde el rincón de un bosque
en la selva de la memoria
surgiendo de repente
tiéndenos la mano
y sálvanos.


Jacques Prévert






Fotografía de Natalia Meinikova



Otros poemas que podéis encontrar de Jacques Prévert:







23 de julio de 2015

Todo tiene su momento


Todo en la vida son ciclos, cambio y movimiento. Si observamos la naturaleza, entendemos que hay momentos en que las hojas caen para dar vida a nuevas ramas, y otros, en que el sol se esconde para aparecer la oscuridad. El viento barre las semillas para que los árboles y las flores sigan renovándose y adornando campos y parques. Las mareas son grandes maestras guiadas por el influjo de la luna, el mar crece y se abalanza sobre la arena ocultándola por completo, para luego regresar llevándose consigo parte de la playa.

La existencia es una rueda que gira incesantemente y lo que a veces está en la cima cae de repente en el abismo. Es el ritmo natural en el que se mueve el universo y nosotros con él. La aventura de vivir trae consigo el tránsito, no como un castigo, sino como parte inseparable de la existencia. Y todo ocurre a su debido tiempo. 
Como dice el Eclesiastés:



"Todo tiene su momento y cada cosa su tiempo bajo el cielo: Su tiempo el nacer, y su tiempo el morir; su tiempo el plantar, y su tiempo el arrancar lo plantado; su tiempo el matar, y su tiempo el sanar; su tiempo el destruir, y su tiempo el edificar. Su tiempo el llorar, y su tiempo el reír; su tiempo el lamentarse, y su tiempo el danzar. Su tiempo el lanzar piedras, y su tiempo el recogerlas; su tiempo el abrazarse y su tiempo el separarse. Su tiempo el buscar, y su tiempo el perder; su tiempo el guardar, y su tiempo el tirar. Su tiempo el rasgar, y su tiempo el coser; su tiempo el callar, y su tiempo el hablar. Su tiempo el amar, y su tiempo el odiar; su tiempo la guerra, y su tiempo la paz."



Solemos creer que casi todo en la vida está bajo nuestro control. Que somos nosotros los que decidimos cuándo hemos de sentirnos de una manera, cuándo hemos de comportarnos de otra. Pero la vida no entiende esa falsa creencia, son procesos y como tales siguen su interrogante equilibrio. Las tormentas se caracterizan por estallar en el cielo en poco tiempo. Y cuando se desatan, nos parece que el cielo se nos va a caer encima. Pero luego de la descarga, de la caída la lluvia, del viento huracanado que parece derribarlo todo a su paso, vuelve la calma, el cielo se despeja, y vemos otra vez el sol.

La vida es una constante toma de decisiones, la mayor parte de ellas no tienen una gran trascendencia; en otros casos, sin embargo, requieren de toda nuestra energía y es muy probable que durante todo el proceso de elección, mas o menos largo, nos conlleve una carga de ansiedad.

Acabo de cerrar una etapa de mi vida, el desarrollo de la terminación ha sido largo y doloroso, pero  las terribles consecuencias que imaginaba no han ocurrido, muy al contrario; me he dado cuenta de que debo soltar, lo que pasó, pasó... no importa! Cada cosa que existe en este mundo terrenal, tiene un comienzo, un desarrollo y un final, no tiene que haber un por qué, sino un para qué, para seguir adelante, para hacer las cosas mejor que antes, para aprender de los errores, cambiar las cosas de la vida que nos hacen daño y empezar a andar el camino hacia la búsqueda de nuestra felicidad.

Descubrí que no soy la princesa de cuento de hadas que creí; desnude a la mujer que soy, con sus miserias y sus grandezas. Mostré la capacidad de no ser perfecta, de estar  llena de defectos y cobardías, de tener debilidades, de equivocarme, de hacer cosas indebidas, de no responder a las expectativas de los demás. 

Cuando me miro al espejo, busco a la que soy HOY… y asumo mis contradicciones. No quiero sentir ese desasosiego permanente que produce correr tras las fantasías o los ensueños, quiero poder disfrutar del silencio.

Cuando pienso sinceramente en mi pasado no lo miro con nostalgia, es como si el zapato se me hubiera quedado pequeño y el nuevo fuera lo suficiente confortable para seguir mi vida actual mejorada, dispuesta a disfrutar del momento en el que vivo más conscientemente.

Los cambios externos deben simbolizar procesos interiores de superación, la vida se mueve hacia delante, cerrando puertas; si puedes enfrentarte a ellas, hazlo, pero sino, lo mejor es dejarlas ir; no por orgullo ni por soberbia, ni con rigidez ni angustia, sino porque ya no encajas allí, en ese lugar, en ese corazón, o en esa casa.
Yo no soy la misma que fui hace unos meses, ni hace unos años; no hay nada a qué volver, cierra los ojos,  y no mires atrás, en la vida no se queda quieto nada.

Tenía miedo del resultado y de los sentimientos que afloran durante la etapa de la decisión. Miedo, tristeza, culpabilidad... Tampoco creo que haya perdido el tiempo en la conclusión de esta etapa, lo he decidido cuando mi interior me ha dicho que era el momento y, al final, me siento orgullosa de no haberme dejado llevar por lo que otros opinaban.

Tenía la necesidad de un  cambio, lo hice,  y  el resultado más  importante,  es la sensación de libertad que da  el no mirar atrás.

La vida es tan corta, el oficio de vivírla es tan difícil y el ser humano tarda mucho en madurar, la exquisitez de madurar.


Maryflor






Pintura de Ann Getsinger






19 de julio de 2015

"Los gatos más que ojos tienen dos bolas del mundo. Son dos universos que no sé si se refleja todo en ellos, o si tú lo ves todo en ellos"


Marjolein Kruijt pintora holandesa nacida en Amsterdam, titulada como Maestra de Arte en 1997 y graduada en 1999 por la Academia de Arte Real de La Haya.
Actualmente es miembro de "Artistas por la Naturaleza", NJ, Estados Unidos.
El hilo conductor de su obra es su pasión por la naturaleza y los animales, trata temas como viejos árboles, cascadas, fuentes y paisajes místicos. El "arte de la fauna" lo retrata en base al silencio y la luz, la inocencia y la pureza de los animales.















































11 de julio de 2015

La otra orilla



Todo aparece o desaparece como el sonido del eco,
las nubes en el cielo,
la luna en el agua,
el rayo, la espuma,
el surco del pájaro en el espacio
o las visiones del sueño al despertar.



Maestro Talsen Deshimaru







Pintura de Hao Shiming




7 de julio de 2015

Al jazmín del cabo - o de la capacidad para concluir



Le lleva  más de un mes
sacar una flor.
Todo
para un solo día de blancura.
Después
la flor será un té cerrándose.
Muere y perfuma más que antes.
Se vuelve aire.
Se respira blanco.
Cada minuto de jazmin
guarda a todos los jazmines.

Yo quisiera tener
ese talento para los finales.



Valeria Cecilia Pariso







Pintura de Martin Johnson Headel 




            

1 de julio de 2015

Inconformismo


A menudo soy incapaz de entender cuál es el origen del amor y del desamor. O de la felicidad y la tristeza. Son sentimientos que tienen la fuerza, y el fallo, de aparecer y desaparecer de un modo incontrolable, incluso traicionero. Y además, saben irrumpir, sin permiso, los espacios esenciales de cada uno, construidos con fatiga y dedicación.

Por ejemplo, puedo enamorarme de un hombre sin pretenderlo, ni buscarlo. Sin conocerlo, simplemente, cruza el umbral de la puerta y mis ojos se difuminan en los suyos; así comienzo a escribir una historia que, segundos antes desconocía. A partir de ese momento, todo lo que valía ya no vale. Quería estar sola y ser una mujer que no necesita a nadie, quería centrarme en el trabajo, viajar y envejecer tranquila leyendo libros !pues ya no!. Ahora quiero casarme y pasear cogida del brazo de ese hombre, acechar su cuerpo y embriagarme de esencia. Y además quiero que sea para siempre.

!No sé ni cómo puedo puedo llegar a pensar semejante disparate!

Por las mismas puedo desenamorarme de repente y para siempre. Sin más, por un detalle intrascendente, sin que existan unas razones claras, sin embargo, todos sus ademanes y sus palabras, se me hacen vulgares, lo observo y llego a la evidencia de que ya no quiero nada, de que no deseo todo lo que había sido nuestro, sentir aversión por nuestra intimidad e intentar encontrar cuál fue la razón que me unió a él.

He tenido suerte en la vida, yo sé de esos encuentros mágicos, no han sido muchos, pero he encontrado a personas especiales y, a mi manera, estoy enamorada de ellos. De pronto me siento amando a extraños, extraños que dejan de serlo y se convierte en parte de mi, desconocidos que ocupan mi mente y que se transforman en una persona especial en ese momento.

En el fondo tengo la seguridad de que podría ser feliz con algunas de esas relaciones pasadas, y esa sensación es turbadora, culpable por mi inconformismo, aturdida, con la desconfianza de reconocer que he encontrado la persona especial, con rebeldía por poseer sólo una vida y tener que desechar caminos alternativos. 

Me paso la vida amando a esos "extraños" amantes y, no sé percibir cuando dejará de sonar en mi cabeza ¿es él?.


Maryflor