Mi esencia se revela,
no está hecha para estar recluida entre murallas
ni en un cuerpo.
Por la noche abandona su celda
y sale a explorar otros mundos,
eternos,
enredados.
Allí no hay sentencias,
ni grilletes,
ni delito.
El aire es suave y apacible,
ayuda necesaria
para que mis alas
expandan su vuelo.
Mi alma me rebasa
no cabe en los confines de mi cuerpo.
Es mía
me ha sido dada.
Y yo, pequeña, y estrecha, espero
romper
la envoltura
en el que se encuentra.
Y sueño, dormida,
que estiro un ala
luego la otra,
asciendo libre
por un cielo azul,
que ni es tan cielo
ni es tan azul.
Maryflor
Pintura de Zoey Frank
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