Amor
Si un día
el ángel del amor
llamase a
mi puerta,
bajaría las persianas
y me haría un ovillo
en el centro del salón,
desnuda,
esperándolo
en lo más oscuro,
en lo más helado,
para que él
me encontrase
allí,
redonda,
entumecida,
indefensa,
para que él
me incubase
en el nido
de su amor.
Begoña Paz
Fotografía de Sarah Moon
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