A menudo soy incapaz de entender cuál es el origen del amor y del desamor. O de la felicidad y la tristeza. Son sentimientos que tienen la fuerza, y el fallo, de aparecer y desaparecer de un modo incontrolable, incluso traicionero. Y además, saben irrumpir, sin permiso, los espacios esenciales de cada uno, construidos con fatiga y dedicación.
Por ejemplo, puedo enamorarme de un hombre sin pretenderlo, ni buscarlo. Sin conocerlo, simplemente, cruza el umbral de la puerta y mis ojos se difuminan en los suyos; así comienzo a escribir una historia que, segundos antes desconocía. A partir de ese momento, todo lo que valía ya no vale. Quería estar sola y ser una mujer que no necesita a nadie, quería centrarme en el trabajo, viajar y envejecer tranquila leyendo libros !pues ya no!. Ahora quiero casarme y pasear cogida del brazo de ese hombre, acechar su cuerpo y embriagarme de esencia. Y además quiero que sea para siempre.
!No sé ni cómo puedo puedo llegar a pensar semejante disparate!
Por las mismas puedo desenamorarme de repente y para siempre. Sin más, por un detalle intrascendente, sin que existan unas razones claras, sin embargo, todos sus ademanes y sus palabras, se me hacen vulgares, lo observo y llego a la evidencia de que ya no quiero nada, de que no deseo todo lo que había sido nuestro, sentir aversión por nuestra intimidad e intentar encontrar cuál fue la razón que me unió a él.
He tenido suerte en la vida, yo sé de esos encuentros mágicos, no han sido muchos, pero he encontrado a personas especiales y, a mi manera, estoy enamorada de ellos. De pronto me siento amando a extraños, extraños que dejan de serlo y se convierte en parte de mi, desconocidos que ocupan mi mente y que se transforman en una persona especial en ese momento.
En el fondo tengo la seguridad de que podría ser feliz con algunas de esas relaciones pasadas, y esa sensación es turbadora, culpable por mi inconformismo, aturdida, con la desconfianza de reconocer que he encontrado la persona especial, con rebeldía por poseer sólo una vida y tener que desechar caminos alternativos.
Me paso la vida amando a esos "extraños" amantes y, no sé percibir cuando dejará de sonar en mi cabeza ¿es él?.
Maryflor
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