"Gracias, venga lo que viniere" y
volviéndose,
como un rayo de sol sobre flores
colgantes
ensombrece cuando el viento las alza a un lado.
Me
dejó.
No, venga lo que viniere
hubo una hora iluminada por el
sol, y los más altos dioses
no pueden jactarse de nada mejor
que
de haber contemplado a su paso esa hora.
Erza Pound
Fotografía de Kiyo Murakami
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