Acércate al oído y te diré adiós.
Gracias porque
te conocí, porque acompañaste
un inmenso minuto de la
existencia.
Todo se me olvidará en poco tiempo.
Nunca hubo
nada y lo que fue nada
tiene por tumba
el espacio infinito de
la nada.
Pero no todo es nada,
siempre queda algo.
Quedarán
unas horas, una ciudad,
el brillo cada vez más lejano de
este mal tiempo.
Acércate y al oído te diré adiós. Me voy
pero
me llevo estas horas.
José Emilio Pacheco
Fotografía de Laura Makabresku
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