No voy a engañarme a mi misma, intento racionalizar y apaciguar mis emociones, pero al final, cuando se tira una piedra a un estanque, el agua sigue agitada una rato después de llegar al fondo.
¿Cómo voy a soportar una vida en la que mi esperanza se apague para siempre?
Llevo un tiempo tratando de convencerme a mi misma de que puedo vivir así. Pero ¿podré de verdad?, ahora comprendo la crueldad y la amargura que da la decepción, hasta ahora me había salvado la ilusión, pero lo que nos tiene deparado el destino no siempre es una fiesta... A veces no es más que sobrevivir día a día. Cuando somos jóvenes soñamos todo tipo de tonterías, pero las esperanzas son como el maquillaje, de joven se puede llevar demasiado, pero cuando te haces mayor tan sólo puedes parecer una caricatura.
Es muy peligroso centrarse sólo en lo que no tenemos. ¿Qué pasará si llego al final de mi vida y comprendo que la he pasado esperando alguien que nunca se acercará? Que pena darme cuenta de que apenas he saboreado lo que he tenido porque sólo podía pensar en él. Y sin embargo, si dejo de pensar en él, ¿qué vida me queda?. Sería como alguien que se ha pasado ensayando durante mucho tiempo una representación que nunca llegará a estrenarse.
Aprender a aceptar lo que tienes es lo más delicado y esforzado que existe. Como dijo Bronsky en Ana Karenina "tengo el peor deseo que una persona puede tener, desear lo que no se tiene".
Cuando la adversidad llega a tu vida, es como un vendaval, se lleva todo aquello que no se puede arrancar, asi que cuando ha pasado, somos lo que realmente somos y no lo que nos hubiera gustado ser.
Maryflor
Fotografía de Elena Vizerskaya
No hay comentarios:
Publicar un comentario