Para salir de una situación, lo primero, es aceptarla.
La
aceptación implica entender lo que nos está sucediendo, aunque
creamos que no lo merezcamos, !sí! nos está pasando. Debemos
aprender a vivir con nuestros errores, con las alertas que no
quisimos ver, es la única manera de encarar el futuro con una nueva
perspectiva.
La
aceptación es el puente que nos lleva de la angustia a la paz
interior.
Pero
todo tiene su proceso:
El primer paso es la negación, el abatimiento, el rechazo a admitir la realidad en que vivimos.
El segundo, la cólera, dejamos de negar la situación, pero entonces aparece el
reproche y la rabia hacia nosotros mismos y hacia los
demás.
El tercero, es el pacto. Después, una vez calmados, regateamos, nos
humillamos, nos rebajamos, con tal de no afrontar la
realidad.
La
depresión llega cuando uno lucha para evitar la dura realidad.
Tarde o temprano, no hay más remedio que enfrentarse a la verdad,
estas triste pero libre.
Para
mí, es la etapa más delicada y difícil, la libertad implica la
decisión de quedarte o irte, en definitiva, de tomar
decisiones.
¿Ha
llegado ya la aceptación?.
En
un proceso de crisis, estos pasos son etapas más o menos largas,
la cólera y la tristeza nos indicarán si aún nos queda mucho
camino por recorrer. La falta de seguridad en uno mismo, las
dificultades para aceptar a las personas y las situaciones tal como
son, miedo a enfrentarnos a la verdad. Todo ello repercute en nuestra
vida, de tal manera, que nos refugiamos en nuestros secretos y no
querer que los demás los descubran.
Realmente
aceptamos nuestra existencia, o sólo nos conformamos...?
La
aceptación es la "suave alegría de la verdad".
Maryflor
Fotografía de Clemence Lucic
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