Una vez, en Gojô del Este, una persona se alojaba en el pabellón del Oeste del palacio de la emperatriz viuda. Aunque sin ver en eso el fin esencial de su vida, un hombre la frecuentaba asiduamente. Hacia el día décimo de la primera luna, ella desapareció repentinamente. El hombre supo dónde paraba, pero como ése era un lugar que no podía frecuentar, vivía sumido en penosos pensamientos. En la primera luna del año siguiente, cuando los ciruelos se hallaban en plena floración, el hombre volvió a Gojô para recobrar los queridos recuerdos del año anterior. Miraba de pie, miraba sentado, pero nada se parecía a lo que había sido. Mientras lloraba ardientes lágrimas, se tendió sobre las tablas bastas hasta que la luna se ocultó tras el horizonte y, mientras rememoraba el pasado, compuso este poema:
La luna no es la misma
La primavera no es ya
La primavera de ayer.
Solamente yo
no cambié.
no cambié.
Jiang Zhi Feng
Cabalgando, llegaron a la provincia de Suruga. Cuando arribaron al monte Utsu el camino que seguía tornóse muy sombrío y estrecho, obstruido por hiedras y arces. se sentió melancólico y se preguntó con ansiedad qué le ocurriría. En ese momento encontró un yamabushi. Este, al verlo, exclamó: "¿Cómo es que os encontráis en ese camino?". El hombre que habia compuesto el acróstico escribió una carta para su mujer en la capital y se la entregó al asceta errante. Se leía en ella:
En Suruga
Junto al monte Utsu,
Ni en la realidad
ni en el sueño
Yo te encontré.
Jiang Enlian
Al continuar su ruta, llegó a un
gran río entre las provincias de Musashi y Shimôsa. Se lo llama río
Sumida. A la vera del agua, a la merced de sus penas, se
lamentaba por haber emprendido un viaje tan desmesuradamente
largo. Entonces el barquero le gritó: “¡Subid rápido a la barca, el día
cae ya!” Embarcó y comenzaron el cruce. En ese momento, un
pájaro blanco con el pico y las patas rojas, del tamaño de una
gallineta, revoloteaba sobre el agua atrapando peces. Como era un pájaro
que el nunca había visto en la capital, no lo conocía. Le
preguntó al barquero: “¡Pero si es un pájaro de la capital!”, le respondió. Uno de ellos compuso este poema:
Jian Enlian
Cuento XI
Que de mis ojos estéis lejos
ni siquiera lo imagino
puesto que el olvido
ni un instante roza mi espíritu.
Jian Enlian
Cuento XXIII
Insconstancia que entristece a los amantes:
Como cada noche
Que habéis dicho: yo vendré
Ha pasado
Mi confianza en vos he perdido
Mas amándoos siempre
mi vida continúo.
Jian Enlian
Cuento XXXVIII
Identifica el amor con la espera. Llorar sobre las mangas del kimono, que queden así humedecidas, es un signo externo de esta tristeza:
Gracias a vos
He comprendido
el ardiente deseo de la espera.
En el mundo
Esto es llamado amor.
Jian Enlian
Cuento CVII
El llanto vuelve a ser comparado con el rocío, esta vez a causa de un amor prohibido:
Mis ojos miran a la lejanía,
como henchidos por torrenciales lluvias.
El río de mis lágrimas
Moja sólo mis mangas
Porque no puedo estar junto a vos.
Jian Enlian
Cuento XXXIX
!Qué tristeza!
Bien oigo los llantos
Mas la extinción de esa luz
¿Es la extinción definitiva?
No tengo yo la respuesta.
Lin Yong
El amor
Por la prudencia
Fue vencido.
Si veros me cuesta la vida
Que así sea.
La purificación
A la que me sometí
En el río que lava
Prometiendo dejar de amar
Los dioses no han aceptado.
A la que me sometí
En el río que lava
Prometiendo dejar de amar
Los dioses no han aceptado.
Como la caprela
Que vive entre las algas
Recogidas por el pescador
Ni un solo grito daré (fue mi culpa)
Y a nadie odiaré.
Que vive entre las algas
Recogidas por el pescador
Ni un solo grito daré (fue mi culpa)
Y a nadie odiaré.
Así, me parece pensar
Igual que entonces.
¡Cuánta tristeza!
Puesto que no comprende
Que aunque yo exista, no existo.
Igual que entonces.
¡Cuánta tristeza!
Puesto que no comprende
Que aunque yo exista, no existo.
Cuento LXXIII
Sois al igual
que aquella higuera
que en la luna se halla,
con los ojos se contempla,
pero no puede tocarse con las manos.
que aquella higuera
que en la luna se halla,
con los ojos se contempla,
pero no puede tocarse con las manos.
He Jiaying
Cuento XXXV
Una vez un hombre envió esto a una mujer de la que se había separado, pero sin que en ello tuvieran que ver sus sentimientos:
Puesto que los hilos de nuestras vidas
En apretado nudo
Unidos fueron,
Aunque estemos separados
Nos veremos, creo, todavía.
He Jiaying
Cuento LXXVIII
Aunque el procedimiento sea
imperfecto,
Por medio de la piedra mostraré
Los invisibles sentimientos
Que guarda mi corazón,
Pues otro medio no encuentro.
imperfecto,
Por medio de la piedra mostraré
Los invisibles sentimientos
Que guarda mi corazón,
Pues otro medio no encuentro.
He Jiaying
Cuento LXXIV
Aunque en verdad no haya
Escarpadas montañas
Entre nosotros apiladas,
Muchos son los días en que no nos encontraremos,
[y sin embargo] os sigo amando.
He Jiaying
Los cuentos de Ise o Ise Monogatari, constituyen una de las obras literarias más célebres y antiguas del Japón. Escritos entre los siglos IX y X, ejercieron una marcada influencia en casi todas las antologías de la literatura antigua japonesa.
Se compone de 125 cuentos que agrupan, unos 209 tankas (poemas de 5 versos con un total de 31 sílabas, ordenadas en 5-7-5-7-7).
Ariwara no Narihira utiliza la tercera persona, y la primera solamente al escribir poesía, con la necesaria aparición de su yo poético.
En los cuentos existen elementos en común, no alcanzan la biografía, pero si los rasgos sentimentales del héroe de la obra, Ariwara no Narihira.
Nieto del un emperador, que nació en 825 y murió en 879 y que es el autor de la mayoría de los poemas, narra a lo largo de los Ise Monogatari las emociones que experimenta ante la ausencia de un ser querido, el anhelo de una amante inaccesible.
Ariwara no Narihira tuvo fama de ser hombre elegante y refinado, y un poeta de calidad.
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